Formentera, Mayo 2014.
«Cuando amanece en la playa larga y solitaria, cuando el sol comienza a acariciar las dunas y las olas, cuando las gaviotas y los peces saludan jubilosos el despertar de la mañana, entonces el mar, mi mar, me habla de emociones contenidas,mientras mis pasos presurosos interrumpen el cristal claro de las aguas en las orillas de la playa. Entonces me hago de sueños y dejo acunar los sentimientos dormidos en cada paso, en cada huella de aguas y de arenas.
Y mis pasos, que el agua borra pero que guarda la arena dorada, son versos de esperanza que voy lanzando a los vientos, al agua, a las olas, a las gaviotas…a todo lo que añoro y lo que amo.»
«Me salpicas , con espumas inundadas de misterios de otros tiempos y distancias, con lamentos de promesas que perdieron sus palabras en tus bajamares intensos… (…)
Me sumerjo en ti y me mandas tu mensaje de caracolas lejanas, o me golpeas duramente con tus olas zarandeando mis silencios que quieren esconderse del otro lado del inicio del levante»
«A veces me respondes… Pero de continuo callas y resbalas en las arenas de mi playa que esperan impacientes tus respuestas. «
«Cuando el sol acaricia el horizonte de tu cuerpo y la brisa se esconde a dormir en la penumbra de las dunas, poco antes de que lo oscuro te acune y te proteja, en el mágico intervalo de minutos en que el día se viste con el negro hondo de la noche, entonces, mi mar, entonces, me sobran las palabras y me hago de espuma y de salitre… Entonces, tus murmullos monocordes y constantes son todo lo que quiero y lo que mamo: y sé que soy, y sé que siento, y sé que vivo en un maridaje secreto y relajado con historias de marinos y de peces que juntan magia en tus orillas. «
«Escúchame mar: ahora me voy. Me voy pero no te dejo porque es imposible dejar el corazón y llevarse tan solo el cuerpo… Me voy hacia tierra adentro pero llevo pegado a los costados todo tu mundo abierto de promesas que has dejado colgadas de mi alma mensajera. (…) Y llevo tu magia y tus misterios, tus colores y el ronroneo incesante de la música de tu cuerpo cuando choca con el aire o cuando besa las arenas soñadoras de las playas recelosas. Y llevo, sobre todo y más que nada, llevo todas tus promesas y todos tus silencios…
Te llevo, mi mar, hacia donde la tierra huele y sabe a materia prometida, donde el viento choca con las rocas y el agua no tiene salitre ni peces, ni algas, ni cangrejos…
Pero te llevo hasta la próxima.
LUIS E. PRIETO. Playa de la Barrosa. Cádiz.